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Así fue como termine enrollada con el rollo

  • Foto del escritor: Martha Barron
    Martha Barron
  • 30 ene 2019
  • 3 Min. de lectura

Los detalles son una cosa fantástica. Ese brillo en los ojos de dos personas que cuando se reencuentran después de una larga separación. Esa sonrisa de la primera vez en la que un niño puede darle la vuelta a la manzana en su bicicleta sin rueditas. Ese ceño fruncido de disgusto cuando en medio de una protesta. Ese pestaña medio despegada de la esquina después de una noche épica con las amigas. Esa gran gama de colores naranjas justo cuando el sol se está despidiendo para regresas mañana. Detalles insignificantes que transmiten todo lo que sentimos.


No hace mucho que empecé a considerar esto como una profesión para el resto de mis días. En septiembre del 2017 me compre mi primera camarita, una Canon 80D venia con un lente pero el que yo quería era separado. Me la pensé bastante para tomar el paso de gastarme el dinerito, pero me encanta ese lente, es mi favorito. Mi dad fue gran parte para yo poder tomar mi decisión. Fue una decisión algo difícil no por la cuestión en que quería sino en si realmente necesitaba gastar en eso. Varias cosas pasaron por mi mente.

¿Es una necesidad o un lujo?

¿La quiero o no?

¿Si investigue bien o necito ver que más hay?

¿Voy enserio o como todo a medias?

¿Si soy buena realmente?

¿Me lanzo o me espero?


Desde que recuerdo la fotografía y la medicina siempre han sido profesiones en las que me veo haciendo. Después de esa excursión de quinto que tuvimos a un campamento supe que me gustaba capturar cada momento de los ocasiones importantes. Recuerdo que mi mamá se molestó un poco. Esa vez me presto su cámara digital, era un semejante tabicón azul que tenía pila recargable y pantalla para que no tuvieras que ver por el hoyito, y me acabe casi toda la memoria. Si lo admito, ya viéndolas hoy si, eran demasiadas fotos y de cosas similares. Pero bueno, desde entonces decidí que algún día me iba a comprar mi cámara profesional y me iba a convertir en una chingonería de la fotógrafa, la siguiente Mafafa Musguitos.


Como en todo, la vida te da unas cachetadas guajoloteras, y eso de comprarme la cámara estaba cada vez más y más lejano. Hubo un tiempo que ni siquiera quería pasar por la sección de tecnología en las tiendas para no ver las cámaras. No tenía ni idea de para que eran todos eso botones ni la diferencia entre lentes. Entre más grande mejor, según mi papá y yo. De vez en cuando me leía uno que otro pequeño artículo sobre fotografía solo para emocionarme un poquito. Ya saben para mantener la chispa encendida. Lo que encendió el FOGON fue ayudarle a una de mis hermanas con un trabajo de online márquetin que tenía.


Foto que hice para OYE Screenprinting LLC. Models: Heriberto, Matt, Brenda (left form right)

Para poder crear más post necesitaba fotos de los productos, y para ello un fotógrafo. Para ahorrar dinero me dijo a mí y a otra de sus amigas, pero termine apropiándome de la cámara que rento. Quería que fuera algo un poco más profesional sin gastar tanto. No es por nada pero las fotos me quedaron bastante chulas. Días antes me puse a investigar tipos de fotos, como hacer shoots, como conectar con los modelos, poses, posiciones de luz, y todas esas cosas chulas que uno fotógrafo tiene que saber. Para ser mi primera vez me divertí bastante. Ya viendo el producto editado y en las redes sociales me dije "¡Pues sí, podría sacar algo de aquí!"


 
 
 

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